Por que la "Hacienda"

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Cuando por exigencia de Ley se estableció para todas las Normales una reestructuración tendiente a convertirlas en Escuelas Normales Superiores -pretendiendo así garantizar que continuaran formando maestros de verdadera y auténtica calidad-, y cuando a nivel distrital el Ministerio de Educación autorizó a las tres Normales de Barranquilla a presentar el correspondiente proyecto de reestructuración, se hizo necesario, también, que cada una optase por una razón social que la identificara y la distinguiera.

Para dos de ellas la opción fue sencilla. La Normal Departamental para Señoritas dejó de ser únicamente para señoritas y se transformó en distrital, convirtiéndose así en la Normal Superior Distrital. Por su parte, la Normal Mixta de la Costa Norte se ratificó como mixta y siguió siendo de la Costa Norte.

El verdadero problema en esta obligada metamorfosis se presentó con la Normal Nacional de Varones; primero, porque hacía más de 20 años era mixta y ya estaba en mora de suprimir el distintivo de varones; y en segundo lugar, porque con la nueva reorganización territorial dejó de ser nacional.

Descartando entonces que pudiera ser distrital -porque a otra ya le correspondía-, o mixta -por la misma razón y porque además sonaba a pleonasmo-, no quedó recurso diferente que buscar nuevo nombre.

En vista de la cantidad de propuestas e inquietudes que generó tal necesidad, su actual rector, Luis Germán Rivera, debió tomar una decisión rápida y contundente. La denominó: Escuela Normal Superior La Hacienda.

En un principio pareció muy distinta a todas las anteriores razones sociales, pero poco a poco se fue entendiendo su lógica. Se trataba de identificar a una entidad educativa asentada sobre 17 hectáreas, es decir, en suficiente terreno para constituir una hacienda. Pero más lógico, quizás, al entenderse tal nombre en el marco del nuevo concepto de Normal: un lugar en donde constantemente se habría de producir nuevo pensamiento pedagógico y en el cual los maestros pudieran aprovisionarse de recursos primarios para seguir generando cultura.

Una Normal ya no podía ni debía seguir enseñando normas y graduando maestros con el legendario encargo de Id y Enseñad. Ahora se hacía imprescindible cultivar de forma diferente; experimentando continuamente nuevas alternativas pedagógicas y siguiéndoles a éstas el rastro en la evolución individual y colectiva; en el estudiante, en el maestro, en la sociedad.


Por tanto, en adelante, la Escuela Normal Superior La Hacienda sería un lugar para recrear conceptos de forma continua; una inmensa granja de experimentación pedagógica en la que se localizaran, con seguridad y confianza, las raíces bien establecidas de una pedagogía dinámica y transformadora.
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